Modernos y elegantes, Julio Llamazares EL PAÍS
Desde que las insignias se llaman pins; los homosexuales, gays; las comidas frías, lunchs, y los repartos de cine, castings, este país no es el mismo. Ahora es mucho más moderno.Durante muchos años, los españoles estuvimos hablando en prosa sin enteramos. Y, lo que es todavía peor, sin damos cuenta siquiera de lo atrasados que estábamos. Los niños leían tebeos en vez de comics , los jóvenes hacían fiestas en vez de parties, los estudiantes pegaban posters creyendo que eran carteles, los empresarios hacían negocios en vez de business, las secretarias usaban medias en vez de panties, y los obreros, tan ordinarios, sacaban la fiambrera al mediodía en vez del catering. Yo mismo, en el colegio, hice aerobic muchas veces, pero como no lo sabía -ni usaba, por supuesto, las mallas adecuadas-, no me sirvió de nada. En mi ignorancia, creía que hacía gimnasia. Afórtunadamente, todo esto ya ha cambiado. Hoy, España es un país rico a punto de entrar en Maastricht, y a los esp...