"Como dice Aristóteles, cosa es verdadera
el mundo por dos cosas trabaja: la primera
por tener mantenencia; la otra cosa era
por tener juntamiento con hembra placentera."
Hay fragmentos muy conocidos como este:
Sus mienbros e su talla non son para callar,
ca bien creed que era grand yegua cavallar;
quien con ella luchase non se podria bien fallar:
si ella non quisiese, non la podria aballar.
En [e]l Apocalipsi Sant Johan Evangelista
non vido tal figura nin de tan mala vista;
a grand hato daria lucha e grand conquista:
non sé de quál dïablo es tal fantasma quista.
Avía la cabeça mucho grand[e], sin guisa,
cabellos chicos, negros, más que corneja lisa,
ojos fondos, bermejos, poco e mal devisa;
mayor es que de osa la patada do pisa;
las orejas mayores que de añal burrico,
el su pescueço negro, ancho, velloso, chico,
las narices muy gordas, luengas, de çarapico;
bevería en pocos días caudal de buhón rico.
Su boca de alana e los rostros muy gordos,
dientes anchos e luengos, asnudos e moxmordos,
las sobreçejas anchas e más negras que tordos:
¡los que quieren casarse, aquí no sean sordos!
Mayores que las mías tiene sus prietas barvas;
yo non vi en ella ál, mas si tú en ella escarvas,
creo que fallarás de las chufetas darvas;
valdríasete más trillar en las tus parvas.
Mas, en verdat, sí, bien vi fasta la rodilla:
los huesos mucho grandes, la çanca non chiquilla,
de las cabras de fuego una grand manadilla;
sus tovillos mayores que de un añal novilla.
Más ancha que mi mano tiene la su muñeca,
vellosa, pelos grandes, pero, non mucho seca;
boz gorda e gangosa, a todo omne enteca,
tardía, como ronca, desdonada e hueca.
El su dedo chiquillo mayor es que mi pulgar:
piensa de los mayores si te podrías pagar;
si ella algund día te quisiese espulgar,
bien sentiria tu cabeça que son viga de lagar.
Por el su garnacho tenia tetas colgadas,
dávanle a la çinta pues que estavan dobladas,
ca estando senzillas darl`ién so las ijadas:
a todo son de çítola andarian sin ser mostradas.
Costillas mucho grandes en su negro costado,
unas tres vezes contélas estando arredrado;
dígote que non vi más nin te será más contado,
ca moço mesturero non es bueno para mandado.
De quanto que me dixo e de su mala talla,
fize bien tres cantigas, mas non pud bien pintalla:
las dos son chançonetas, la otra de trotalla;
de la que te non pagares, veyla e ríe e calla.
Y cuentos como este otro:
EJEMPLO DE LO QUE ACONTECIÓ A DON PITAS PAYAS, PINTOR DE BRETAÑA
474 Dejó uno a su mujer (te contaré la hazaña;
si la estimas en poco, cuéntame otra tamaña).
Era don Pitas Payas un pintor de Bretaña,
casó con mujer joven que amaba la compaña.
475 Antes del mes cumplido dijo él: -Señora mía,
a Flandes volo ir, regalos portaría.
Dijo ella: -Monseñer, escoged vos el día,
Mas no olvidéis la casa ni la persona mía.
476 Dijo don Pitas Payas: -Dueña de la hermosura,
Yo volo en vuestro cuerpo pintar una figura
Para que ella os impida hacer cualquier locura.
Dijo ella: -Monseñer, haced vuestra mesura.
477 Pintó bajo su ombligo un pequeño cordero
y marchó Pitas Payas cual nuevo mercadero;
estuvo allá dos años, no fue azar pasajero.
Cada mes a la dama parece un año entero.
478 Hacía poco tiempo que ella estaba casada,
había con su esposo, hecho poca morada;
su amigo tomó y estuvo acompañada,
deshízose el cordero, ya de él no queda nada.
479 Cuando supo la dama que venía el pintor,
muy de prisa llamó a su nuevo amador;
dijo que le pintase, cual supiese mejor,
en aquel lugar mismo un cordero menor.
480 Pero con la gran prisa pintó un señor carnero,
cumplido de cabeza, con todo un buen apero.
Luego, al siguiente día, vino allí un mensajero:
Que ya don Pitas Payas llegaría ligero.
481 Cuando al fin el pintor de Flandes fue venido,
Su mujer, desdeñosa, fría le ha recibido:
Cuando ya en su mansión con ella se ha metido,
La señal que pintara no ha echado en olvido.
482 Dijo don Pitas Payas: -Madona, perdonad,
mostradme la figura y tengamos solaz.
-Monseñer -dijo ella-, vos mismo la mirad,
todo lo que quisieres hacer, hacedlo audaz.
483 Miró don Pitas Payas el sabido lugar
y vio aquel gran carnero con armas de prestar.
-¿Cómo, madona, es esto? ¿Cómo puede pasar
que yo pinté corder y encuentro este manjar?
484 Como en estas razones es siempre la muger
sutil y mal sabida, dijo: -¿Qué, monseñer?
¿Petit corder, dos años, no se ha de hacer carner?
Si no tardaseis tanto, aún sería corder.
485 Por tanto, ten cuidado, no abandones la pieza.
No seas Pitas Payas, para otro, no se cueza;
incita a la mujer con gran delicadeza
y si promete al fin, guárdate de tibieza.
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